Puerto Casado - Emiliano R. Fernandez

En el afecto de EMILIANO R. FERNÁNDEZ Puerto Casado -población chaqueña del departamento de Alto Paraguay-, ocupaba un lugar muy especial.

"Él se hallaba en Casado. A veces, como escribía bien y era entendido, se lo contrataba en la administración. No duraba mucho, sin embargo, porque no tenía disciplina para un trabajo en el que había que cumplir horarios. La mayor parte del tiempo, sin embargo, estaba en el campo, en el obraje. Le empleaba la misma empresa taninera o algún contratista. Iguápo sin segundo. Era hachero, alambrador, carrero, desalijador, carpintero... en fin, estaba para lo que fuera", contaba EUGENIO HERMOSA SELLITI -ya fallecido- quien por su condición de administrador de la empresa Carlos Casado tenía acceso a información fidedigna con respecto al poeta.

Lo que amaba de los montes de quebracho era la libertad. Iba con su espíritu. Era duro por cierto derribar árboles a pura fuerza, estirar alambres y cavar para ubicar los postes o cargar un carro con rollos, pero la recompensa venía luego. A la noche o los fines de semana guitarreaba con sus compañeros. Y nunca faltaba la guaripola que su garganta amaba.

Del amor hacia PUERTO CASADO nacieron los versos donde Emiliano desplegó su rica artesanía verbal para expresar la belleza del entorno en el que vivía. PUERTO CASADO tiene alusiones a nombres de la mitología romana: Diana -Artemisa para los griegos-, la diosa de la caza y protectora de la naturaleza y Febo -Apolo para Grecia-, el dios de la belleza.

De la alusión inicial a los "cerros azulados", llega -en la quinta estrofa- al nombre concreto de la colina observada en lontananza: GALVÁN.

La fauna lugareña ocupa su sitio en el makagua -pájaro que, según CARLOS GATTI "grita en las noches de luna hasta altas horas" y "en muchas partes es tenida como ave agorera"- y el chahã, que vive cerca de los esteros.

"La poesía es de los últimos años de la década de 1920. Pasó mucho tiempo y el locutor y gran conocedor de la música paraguaya ELPIDIO ALCARAZ SEGOVIA me pidió que musicalizara. Creo que se fue a Casado y por ahí alguien le pidió que buscara un compositor. Esto fue en 1988, más o menos" cuenta NÉSTOR DAMIÁN GIRETT.

Elpidio confirma que él fue el mentor de la melodía. "La obra ya estaba publicada, me gustó mucho y, efectivamente, le pedí que le pusiera música. Yo estuve por Casado, es cierto, pero no es que de allá traje la idea de pedirle que le ponga melodía" menciona a su vez Alcaraz Segovia.

"Le puse el ritmo de rasguido doble porque eso era lo que utilizaba Emiliano. Al probar en la métrica, encajó perfectamente. Lo grabé por primera vez en el 2003", rememora Néstor Damián Girett.

Fuente:  portal guarani 

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