22 de Agosto Día del Folklore paraguayo

El término “folklore” fue acuñado por el arqueólogo inglés William John Thoms en 1846 y desde entonces su definición está vinculada a las diferentes costumbres determinantes que tiene un pueblo. Su definición es “saber o ciencia de un pueblo”.

Muchos años después, el término inglés fue castellanizado y hoy se escribe "folclore". La Real Academia Española define la palabra como un conjunto de creencias, costumbres y artesanías tradicionales de un pueblo.

Nombrar las costumbres del Paraguay llevaría mucho tiempo, porque existen demasiadas. El tereré y su tradicional ronda, que siempre llama la atención a los extranjeros, es tal vez una de las más visibles todos los días.


TRADICIONES PERDIDAS

El Paraguay ha perdido hermosas tradiciones que antes ayudaban a fortalecer nuestro amor a la patria y a la familia. Una de ellas era el encuentro diario, habitual, de padres e hijos, parientes y amigos, al Toque de Oración.

Invariablemente, pero particularmente en poblaciones campesinas, a las 6 o a las 7 de la tarde, sonaban las campanas de la Iglesia, como un llamado a una santa y noble costumbre cristiana. Delante del nicho o de un Cristo crucificado, o de la Virgen María, en la intimidad de un grupo humano callado y respetuoso, la abuela, o el de mayor edad de los presentes, encabezaba el rezo que no duraba más de 15 minutos.

Otra costumbre perdida era la de ofrecer el pan y el vino antes de almorzar o cenar. Sentados todos a la mesa, uno de ellos daba gracias a Dios por la comida, que todos iniciaban recién después del amén. Igual ceremonia se repetía al finalizar la cena o el almuerzo.

También se rendía respeto y gratitud a los ancianos y a las personas mayores, ni qué decir al padre y a la madre. Al primer y simple encuentro con ellos, se juntaban las manos y se les pedía la bendición.

Estas buenas costumbres han desaparecido, para dar paso a una liberalidad cada vez más desinhibida y hasta licenciosa. Ojalá volviéramos a recuperarlas con la buena voluntad de todos, y con la certeza de que con ello lograríamos mejorar en mucho el ambiente y las relaciones de las familias que conforman nuestra nacionalidad.

Como ejemplo mostramos una tradición de un pueblo del interior del Paraguay:

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