Ñemity

Maestro Luis Cañete

Nació en Concepción, capital del departamento paraguayo del mismo nombre, el 28 de mayo de 1905, hijo de Luis Cañete y Norberta Melgarejo.
Inició sus estudios musicales con John Ashwell, por entonces director en la Banda Militar de Pilar.
En 1925 formó su propia Orquesta Típica y en 1938 dirigió la Orquesta Gigante de la Asociación de Músicos del Paraguay.
En 1952 compuso la música para el film “Codicia” y en 1955 dirigió tres conciertos con Orquesta Sinfónica, interpretando la obra de Moisés Zapattini. A lo largo de su carrera ejerció influencia en la formación de músicos de la última generación, especialmente entre folkloristas.

Hábil ejecutante del bandoneón y arreglador de música popular para orquestas y banda, en la década de los años ‘70 se desempeñó como arreglador de la Banda de Músicos de la Policía de la Capital. Fue fundador de la Escuela de Música de Autores Paraguayos Asociados (APA), donde enseño armonía y composición.
Luis Cañete es además autor del libro “Lenguaje musical paraguayo”.

Su preocupación por el estudio y la divulgación del arte musical y su proyección en la juventud, fue permanente. En este contexto, están, sin publicar, obras tales como “Composición musical”, “Tratado de contrapunto”, “Tratado de armonía contrapuntística”, “Tratado de fuga y su aplicación práctica en la composición musical paraguaya contemporánea”.
Falleció en Asunción el 4 de marzo de 1985.
Obras

Su producción abarca obras sinfónicas y populares como las canciones: “Jahe´ó soro”, “Nde po’a jeguakara”, “Farra syryry”, “Canción del deportista”, “Clamor de ansiedad” y “Tu mirar”; los poemas sinfónicos “Sueño de artista”, “Patria mía”, “Asunción de antaño”, “Asunción rohayhu” y “Matorral”, y la obra de cámara “Divertimento para cuerdas”. De entre ellas, “Sueño de artista” y “Divertimento para cuerdas” fueron grabadas en 1950 por la Orquesta de la Asociación del Profesorado Orquestal de Buenos Aires, bajo la dirección del maestro paraguayo Carlos Lara Bareiro.

Villarrica che ciudad - Los Alfonso

En la percepción popular, Villarrica siempre fue una "república aparte". A lo largo de su historia, juntó argumentos -reales o imaginarios-, para ganarse merecida fama de pueblo singular. 
Su peculiaridad se da hasta en la música que le fuera dedicada por sus hijos ausentes: tiene las dos composiciones más bellas que una sola ciudad pueda ostentar como carta de presentación. Casi todas tienen una que supera a todas las dedicadas a un mismo lugar, pero la cabecera del Guairá cuenta con dos canciones de pareja belleza.

Una de ellas, es Villarrica, del poeta Gumercindo Ayala Aquino y Aniceto Vera Ibarrola. Y la otra es VILLARRICA CHE CIUDAD, con letra de GREGORIO NARVÁEZ ARCE (nacido en Villarrica el 9 de mayo de 1914 y fallecido en Asunción el 23 de diciembre de 1975) y música de ANDRÉS CUENCA SALDIVAR. El título de ésta revela un dato único, digno del lugar al que canta, en las creaciones de este género: no dice che pueblo sino que che ciudad.

La letra de Gregorio Narváez Arce parece conducir a un puerto lejano. Muy lejano parece. Lo claro, desde el primer instante de su ser natural, es que al poeta ausente de su tierra, le quema la añoranza, y, a partir de ella, escribe.

Narváez Arce fue militar, del arma de artillería. Alcanzó el rango de capitán. Ex-combatiente de la Guerra del Chaco. Su madrina de guerra fue doña Francisca Cabral vda. de Bogado. Fue condecorado con las cruces del Defensor y del Chaco por sus muestras de coraje. Cuando salió de la milicia-según el relato de su hija Hilda Narváez-, fue Juez de Paz en Caballero, Quiindy y Paraguarí. Vivió muchos años en Coronel Oviedo. Y en la segunda mitad del 50 fondeó en Asunción.

Trabajó en el Puerto y en 1965 le golpeaba un derrame que, en un lapso de 10 años, lo atacaría en cuatro ocasiones más, hasta derrotar su admirable resistencia. Con 51 años, afectado en el habla y en la motricidad -se recuperaría luego, a medias-, en su lecho de enfermo, añoraba su "patria chica" a la que ya nunca volvió. El poeta, que ya por entonces tenía en su haber una buena cantidad de obras -incluso MUTILADO REKOVE, teatro-, recurrió entonces al lápiz y al papel para expresar su amor a Villarrica.

En el primer verso está el elogio, la exaltación. En el segundo ya muestra su espíritu atormentado por el techaga'u. Con pleno dominio de su arte, en unas pinceladas, identifica lo esencial de su geografía, para retomar su historia personal con respecto a la destinataria de su canto, que es lo que a él le importa realmente. Ha akóinte che rasy, che mandu'a nderehe. Alude a su dolor físico, pero sobre todo al de su espíritu, por estar ausente de su querencia. Sus recuerdos -un amor, los caminos de las travesuras infantiles-, no le salvan de su situación porque obviamente su deseo ardiente era volver a Villarrica.

Andrés Cuenca Saldívar, su amigo, le puso la música. Venía a su casa, cerca del Parque Carlos Antonio López, y juntos iban construyendo la composición. El músico logró captar maravillosamente en su obra -con notas largas que parecen el prolongado aliento de la tristeza- el alma herida de su coautor.


Aquí el vídeo con imágenes de la ciudad:


Fuente: Texto de Portal Guaraní

Niña Graciela

Guavirá poty

Alberto de Luque se despidió anoche con un último recital

Dentro del marco de los festejos por el título de “Asunción Capital Americana de la Cultura”, anoche se llevó a cabo un espectáculo de despedida a Alberto de Luque frente a la Plaza de la Democracia. El afirmó que se retira de la carrera artística luego de sesenta años para dedicar en adelante todas sus músicas a Dios. Acompañaron este encuentro varios artistas más.

Dejando atrás sesenta años de trayectoria musical y con un gran despliegue escénico, el conocido cantante Alberto de Luque, de 71 años, se despidió anoche de una faceta de su carrera artística frente a la Plaza de la Democracia. El espectáculo de despedida comenzó pocos minutos después de las 20:00. Tuvo lugar en la intersección de Independencia Nacional y Oliva, por lo cual desde el mediodía de ayer ya se clausuraron las calles aledañas por seguridad. En el sitio se montó un escenario de 8,80 m x 6,60 m. Frente mismo, se dispusieron dos mil asientos para el público en general, pues el encuentro fue libre y gratuito. Asimismo, se colocaron dos pantallas gigantes a los costados. Durante sus permanentes intervenciones en el show, Vitalino Rodríguez Báez, nombre real de Alberto de Luque, realizó un recorrido artístico imaginario, recordando al público sus primeras actuaciones y a sus primeros maestros, citando especialmente a Francisco Alvarenga. Alberto realizó grabaciones en Buenos Aires con Herminio Giménez. Compartió con José Asunción Flores, Augusto Roa Bastos, Mauricio Cardozo Ocampo, Carlos Lara Bareiro y otros maestros de la cultura. ESPECTÁCULO Durante el show, Alberto acompañó a todos sus invitados especiales, entre ellos el conjunto Los Amigos, Lilian Romero y Americanta, del cual la vocalista Zuny Ramos mencionó que el arte y la música se llevan en la sangre y que Alberto podrá despedirse mil veces, pero nunca dejará de cantar. También participaron Generación, Carlitos Vera, Rigoberto Arévalo y su Trío de Siempre, Oscar Faella, Gran Ballet y la Banda Municipal, y la orquesta dirigida por Luis Alvarez. Animaron el show Charles González Palisa, Rodolfo Schaerer Peralta, entre otros. Desde el 2004, Alberto cuenta con una pensión graciable de más de 2 millones de guaraníes, que fue solicitada por los senadores Juan Carlos Galaverna y Alfredo Luis Jaeggli. Esa medida fue muy criticada en su momento por familiares de ex combatientes de la Guerra del Chaco, que tienen una pensión de 1.300.000 guaraníes más una bonificación de G. 700.000.

Kamba’i Echeverría celebró sus 77 años rockeando

Qué coincidencia que nuestro gran par de “Tesoros Humanos Vivos” celebren con apenas dos días de diferencia cifras redondas de sus trayectorias. Ambos han sido y son vitales para la “paraguayidad” de la música paraguaya: Quemil Yambay festeja hoy sus 50, y Efrén Echeverría, alias Kamba’i, lo hizo el miércoles, por sus siete décadas con la guitarra.

Con alma rockera, Don Efrén recibió el homenaje por la noche, en el Teatro Municipal, con un recital del grupo La Secreta, aunque un numeroso público, cautivado por la excelente propuesta de fusión.

Kamba’i ya tocó con los rockeros de Dokma hace seis meses; aunque esa experiencia fue increíble, esta vez la química fue más natural, debido al sonido más ambientado al 6x8 de la banda, y además se percibió el importante nexo que fue la actriz Clara Franco (esposa del guitarrista Mike Cardozo, director de La Secreta), apoyada en su carisma de tierra adentro y su dominio del guaraní. Porque, como bien dijo Kamba’i: “la mbaraka anvopu guaraníme”.

Ella ofició de presentadora, y al final, tras una hora de show, junto a la mujer del músico que cumplía 77 años, Magdalena, lo sorprendieron con una torta con velas. La Secreta le dedicó su versión de Canción de redención de Bob Marley, y, a manera de bis, Clara sumó su micrófono para el canto generalizado de Felicidades.

En el recital se alternaron los éxitos del grupo, con acompañamiento de Kamba’i (además de introducir temas como El loco o Soldado del divague), y el homenajeado ofreció sus clásicos Jaguai karê y Ryguasu kokore, con su peculiar toque, al que el sexteto rodeaba con sus matices.

En particular, esa sensibilidad popular de Efrén se transmitió al tocar Panambi vera. En un momento, Mike expresó espontáneamente lo que se vibraba en el escenario y se transmitía al público: “Demasiado gusto da, es increíble”.

Quemil Yambay celebra sus bodas de oro con el arte

El popular cantante, compositor e imitador de animales, logra alcanzar un sueño anhelado por muchos: cumplir cinco décadas con la música. Su festejo lo realiza en San Lorenzo, donde comparte escenario con otros colegas.

"Parece un sueño pero es realidad. Cuando dejé mi casa en el año 1959 me prometí a mi mismo que iba a salir adelante. Pedía a Dios y la Virgen alcanzar los 50 años con la música de mi país, y que me den la oportunidad de llevar la polca más allá de las fronteras", dice sonriente Quemil Yambay, principal figura de Los Alfonsinos.
Para él hoy es un día muy especial. Llegar a la cima del éxito no es fácil, y mantenerse por décadas es aun más complicado. Pero él lo ha logrado, con las imitaciones constantes de cuanto animal se le cruzara en frente y con las polcas que creó a lo largo de estas cinco décadas de arte.
Su vida se resume en éxito. Había nacido el 10 de marzo de 1938 en un lejano lugar llamado Tupaorã, jurisdicción de Caraguaty. El nombre de esa localidad cambió con el tiempo y hoy se la conoce como Santa Elena; un lugar inolvidable para Quemil.
Su madre Marina de la Paz Rodríguez, paraguaya, y su padre Jalil Yambay, un libanés, dieron esa mezcla cultural en la educación del artista que al abrazar la música prefirió el sonido entrañable de la tierra en la que nació.
Su experiencia tomó forma en el pueblo de Alfonso Tranquera. Tocaba la guitarra y a los 21 años, tras haber convencido a sus padres para que lo dejaran viajar a otros puntos del país, abandonó su terruño con el afán de poder contribuir con la modesta economía de su hogar.
"Paraje por paraje conozco el Paraguay. Tengo muchas amistades y gracias a Dios siempre me recibieron bien en donde me tocó estar. A veces voy a los lugares más lejanos, y en varias partes de la Argentina también actué", comenta.

PREMIOS.

El autor de Mokôi guyra'i, Lidia Mariana, Areco 4 kuña, Lorito óga, y muchos más, fue reconocido en su labor en varios ámbitos.
Es Hijo Ilustre de la Cordillera, Artista y Ciudadano Ilustre del Departamento Central, Hijo Dilecto de Asunción, ganador del primer Ñandutí de Oro, con tres disco de oro y más de 35 materiales grabados, entre otros logros.
"Pero el más importante es la distinción que me hizo la Unesco al declararme Tesoro Humano Vivo. Y también el reconocimiento de mi pueblo Alfonso Tranquera con un monumento mío en la calle principal, frente a donde vivía con mi familia", añade.
Sus primeros compañeros de aventura musical fueron Francisco y Marcos, hijos de Eulalio Iglesias, autor de la afamada canción Vapor Cué.
Las primeras canciones que le dieron suceso ante el público fueron Ko'ápe che avy`ave y Pyhare amanguýpe, de Emiliano R. Fernández, con los que comenzó a destacar su proeza imitadora de animales.
Hoy sus compañeros de tránsito escénico son Mario Godoy (40 años en el grupo), Leonardo Castro Santacruz, Elvio Samuel González y Chayane Yambay, su hijo.
"Chayane me acompaña desde que tenía 5 años, ahora tiene 33. Tengo otro hijo músico, Ulises, que está en el grupo Retrocumbia", indica Quemil.
Su trabajo no para. Todo el tiempo pasa de un escenario a otro y el público le demuestra el cariño de siempre.


EN LA POLÍTICA

Su gran popularidad fue un gancho explosivo hace unos años en la campaña política del entonces presidenciable Lino César Oviedo.

Había creado un tema para él, y las tandas publicitarias utilizaban su voz. Él asumió abiertamente su favoritismo político hacia el ex general en sus presentaciones públicas. Sin embargo, esto no le restó seguidores, aunque causó polémica y controversia.