La canción se estrenó, como no podía ser de otra manera en una serenata que tuvo un final trágico. Ocurrió que el celoso padre de la homenajeada, ofuscado por oscuros sentimientos, disparó sobre el cantor, un hombre de apellido Barboza, hiriéndolo de muerte.
A esto se debe que Flores incluyera en el final una auténtica marcha fúnebre y la imploración "Santa María" que se escucha dos veces en la versión sinfónica, pues estas dos palabras -una manera tan paraguaya de enfrenar momentos de dolor y desazón- habían sido pronunciadas por el propio maestro a poco del aludido suceso.
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